jueves, 25 de marzo de 2010

Jornada por la Vida

       Hoy celebramos la Jornada Mundial por la Vida. En todos los lugares de la Tierra celebramos con júbilo las personas de bien el hecho milagroso de la Vida. Milagroso porque es bien sabido que a lo largo de toda la historia de la Humanidad, el hombre no ha dejado de observar el cielo en busca de respuestas a todos los misterios que encierra nuestra existencia.

       En el principio de los tiempos de nuestra historia era una mera observación sin medios técnicos, pero a lo largo de los años, la Ciencia ha desarrollado medios absolutamente sorprendentes para poder hallar rastros de Vida en otros lugares fuera de nuestro planeta e, incluso, fuera de nuestro sistema solar.

       Artilugios de todas clases vagan por el espacio recogiendo muestras, tomando imágenes, escrutando cada rincón del Universo. Miles, cientos de miles, cientos de millones de galaxias como la nuestra, con un Sol o varios, millones de planetas... diríase que tardaríamos una eternidad en poder investigar, siquiera superficialmente, parte de todos esos mundos.

       Hasta ahora, no hemos encontrado ni el más mínimo rastro de Vida. Por tanto, el acontecimiento que supone el crecimiento de un nuevo ser vivo en nuestro planeta, quizás tenga algo de milagroso y, quizás, para los creyentes sea una divina gracia de Dios.

       Después de una vida entera dedicada a la Ciencia, el propio Albert Einstein confesó que la grandeza de todo lo que nos rodeaba tenía que tener por fuerza un origen divino, una mano que guiaba la batuta que ponía armonía en el enorme caos de notas que se encendía por todo el Universo. Un ordenado caos demasiado grande para ser reconocido por una pequeña pero brillante mente humana.

       Pero esa misma mente humana ha logrado evolucionar y observar los mecanismos de la Vida a un nivel mucho más pequeño y accesible a nuestra comprensión. El milagro de la fecundación de una célula, de un óvulo materno y el posterior desarrollo de un pequeño ser humano en el vientre de su madre. Hoy celebramos este acontecimiento, la Vida, en su máxima expresión. Hoy, en todas partes del mundo, de nuestro mundo, la Vida sigue su curso, multiplicándose y desarrollándose, gracias a las madres y padres que la sostienen y a todas las gentes de bien que colaboran en su protección y cuidado desde todos los ámbitos de una sociedad que quiere avanzar y llevar a la Humanidad a un futuro de prosperidad y de conocimiento.

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